Coordinadoras: María Elena Flores (UNVM), Mónica
Clot (AAS; UBA) y Nadia Finck (UNTDF)
La difusión del bienestar social en la región muestra
tendencias contradictorias, lo que plantea interrogantes sobre el nivel de
cohesión. La heterogeneidad estructural
de la economía, la informalidad laboral, la inestabilidad del crecimiento, el
bajo nivel de protección social y la fuerte inequidad social cuyas raíces se
remontan muy atrás en la historia han
actuado como factores que acentúan las desigualdades.
Si asumimos
que existe una relación dialéctica entre los factores objetivos
derivados de los mecanismos de inclusión y exclusión sociales y las respuestas,
percepciones y disposiciones de la ciudadanía frente al modo en que dichos
mecanismos operan, la capacidad del Estado de conseguir apoyo de la población
para el logro de un objetivo común adquiere una importancia fundamental.
En este sentido, la contribución de las Políticas
Sociales se orienta a superar la pobreza mediante la inclusión social,
fortalecer la voluntad política en torno al derecho fundamental a tener una
vida digna, promover mecanismos que faciliten el diálogo entre los actores
sociales y políticos y traducir sus acuerdos en políticas e instrumentos
normativos para orientar las acciones concretas en salud, seguridad social y
fuentes de ingresos para satisfacer las necesidades básicas, estableciendo
niveles de crecimiento.
Los distintos alcances de la planificación social, a través de sus
distintos niveles operativos de intervención, se materializan en Planes,
Programa y Proyectos han actuado y actúan como procesos de conversión generando
cambios significativos en la equidad social, en el marco de un Estado presente.